Tailandia destaca por la cantidad de antiguos santuarios Jemeres y ruinas de distintas dinastías anteriores, como las de Ayutthaya y Sukhothai.
Paseando entre estas ruinas, de los que fueron grades imperios, pude ver
decenas de animales escondidos entre columnas y budas centenarios.
Son grandes zonas en las que uno puede perderse durante un día entero,
aunque se encuentran muy cerca de las grandes ciudades, se han convertido en
pequeños santuarios para la fauna autóctona.
Ayutthaya, la capital de Siam entre 1350 y 1767 fue saqueada completamente por los birmanos dejando en ruinas todo el
imperio, a día de hoy declarado por la UNESCO Patrimonio
Mundial.
Entre las ruinas hay bastantes lagos en los que la fauna abunda. Una vez uno se aleja de las principales atracciones turísticas, no es difícil encontrar una sombra
donde observar lo que se mueve a tu alrededor.
Se pueden ver ardillas, pero sobretodo lo que más abundan son las aves y los reptiles.
Durante el día, con el calor, es más difícil observar la fauna, pero a la que llega al aterdecer se activa de nuevo el movimiento entre las ruinas de Ayutthaya. Sobretodo en el agua, donde de repente vas viendo como los Varanos acuáticos (Varanus salvator) van cruzando las charcas.
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